Hasta el 8 de abril, el Museo Camón Aznar de Ibercaja acoge una exposición del artista catalán Ramón Casas (1866-1932). La muestra reúne más de cuarenta piezas, que incluyen óleos, dibujos, acuarelas, carteles y azulejos pintados, realizados desde 1883 hasta 1926.
Ramón Casas es uno de los dibujantes más destacados de toda la historia del arte español y en su múltiple faceta de pintor, cartelista, dibujante, acuarelista e ilustrador, contribuyó de manera decisiva a la renovación de la pintura catalana de finales del siglo XIX, y llegó a ser uno de los principales representantes del Modernismo.
Según el comisario de la muestra, Arturo Navallas, el objetivo fundamental de la exposición es dar a conocer la obra de Casas de forma global y abarcar, por tanto, los distintos periodos en su evolución artística desde 1883, iniciándola con la obra “Interior de taller y hombre tocando la guitarra”, hasta 1926, con el cuadro “Paisaje de Tamarit”.
El conjunto de la muestra ha sido concebido para que puedan contemplarse también las diferentes temáticas realizadas por Ramón Casas y las distintas modalidades artísticas que dominaba: óleos, acuarelas, dibujos, cartelería, ilustración, etc. También se incluyen cuatro paneles de seis azulejos cada uno, titulados “Los adelantos del siglo XX” y sus correspondientes acuarelas originales en papel.
Han sido seleccionados cuadros de sus estancias en París, Granada y Cataluña y las variadas escenas preferidas por el artista: taurinas, tratamiento de los ambientes en patios, paisajes, escenas de interior, retratos y donas. Se ha incorporado también un bella composición de una niña, aunque no fuera lo que más le gustaba pintar.
Las piezas proceden de las colecciones de los Museos Nacional de Arte de Cataluña, Pau Casals, La Garotxa, Sabadell y Victor Balaguer; también hay piezas de la Generalitat de Cataluña y de las Fundaciones Manuel Rocamora, Codina y Banco de Sabadell; además de galeristas y coleccionistas particulares.
El catálogo de la muestra cuenta con la colaboración especial de Isabel Coll, autora de un estudio global de la vida y obra del artista y de comentarios individuales de cada una de las obras expuestas.
ELEGANCIA Y COLOR
Influido en su primera etapa por el gran maestro Francisco de Goya, precursor de la pintura moderna, la obra de Ramón Casas es admirada por la elegancia de sus formas y por el tratamiento de la luz y el color, y ofrece al arte contemporáneo un nuevo concepto estético de gran trascendencia en la creación artística de finales del siglo XIX y comienzos XX.
Ramón Casas fue un hábil retratista, preferido por la sociedad burguesa de la época, y uno de los mejores dibujantes de todos los tiempos; llevó a cabo también una verdadera renovación del género cartelístico.
Nació en Barcelona en enero de 1866 en un momento crítico del panorama pictórico del país ya que se estaban cuestionando todos los modelos defendidos por la Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Academia Española de Roma. Aureliano de Beruete había planteado una renovación comprometida del paisaje y estaban apareciendo distintas percepciones creativas muy cercanas al impresionismo imperante en París.
En este marco, Ramón Casas se incorpora de manera rápida al mundo del arte: publica su primer dibujo en 1881 con quince años y abandona su ciudad natal, a los 16 años, para estudiar en París. Es allí donde expone, en 1883, su Autorretrato en traje de flamenco en el Salón des Champs Elysées de París, que le supuso ser aceptado por el Salon Officiel de la Societé d'artistes françaises.
Barcelona, París, Granada y Madrid serán las ciudades de residencia del artista, estas últimas para conocer más de cerca la creación y fuentes de inspiración de Velázquez, que tanto influirían en el estilo de Casas.
ETAPAS ARTÍSTICAS
En la primera época, Ramón Casas aborda el tema taurino y realiza su primera incursión dentro de la temática de las multitudes y cuadros de gran formato, como en Alrededores de la plaza de Toros de Madrid, un día de corrida, Con su gran facilidad para captar instantáneas, dejó interesantes testimonios gráficos de la época, caracterizados por su fuerte realismo expresivo.
En su estancia en París, residió en el Moulin de la Galette de Montmartre, junto con Rusiñol, el pintor y crítico de arte Miquel Utrillo y el grabador Ramon Canudas. Ilustró las crónicas enviadas desde París por Rusiñol a la Vanguardia: Desde el Molino.
De esta época son las obras más características de Casas, contenidas de color, de línea esfumada y en los que alternaba tanto la temática de interiores y como de plen-air. Consolidó su estilo incorporando las influencias de Whistler, Degas y la inquietud artística del entorno parisino. Le fascinaba la representación de las escenas sencillas de la vida que realizaba plenas de lirismo y con la intención de captar el movimiento del aire, de la luz y el color en los vestidos y en los ambientes.
Ramón Casas, muy interesado por renovar el panorama artístico de su ciudad natal, financió la apertura Els 4 Gats (1897-1903), recogiendo la influencia parisina de Le Chat Noir. Junto con el dueño del local Pere Romeu y sus amigos Utrillo y Rusiñol protagonizaron las actividades y la tertulia de este café-cervecería que representaría las inquietudes artísticas del Modernismo.
En esos mismos años aparece la revista Pèl & Ploma escrita y dirigida por Miguel Utrillo e ilustrada fundamentalmente por Casas para dar salida a su gran producción como dibujante. La propia revista le organiza, en 1899, la primera exposición individual en la que presenta una serie de retratos al carbón de los personajes de la vida cultural y política del momento, y una colección de dibujos y cuadros al óleo, resumen de su producción artística hasta entonces.
Coincidió en el tiempo la inauguración de los doce lienzos pintados por Ramón Casas para la decoración de la rotonda del Cercle del Liceu , muestra representativa de la importancia estética que en toda la obra del artista tiene la figura de la mujer. También el inicio de la publicación de la revista Forma dirigida por M. Utrillo.
A finales de 1908, Casas viajó a los Estados Unidos y Cuba, invitado por Charles Deering y realizó, durante seis meses, una docena de retratos al óleo y una treintena al carbón de personas conocidas de su mentor.
En su última época, Ramón Casas cambió las temáticas anteriores por la repetición de figuras y "manolas",que pintaba cubiertas de mantones de colores y con cambios cromáticos en los pañuelos que cubrían sus cabezas, y por los paisajes de Sant Benet de Bages y Tamarit.