ZARAGOZA, 25 de abril de 2013.- Ibercaja amplía el recorrido y contenidos de la visita al Patio de la Infanta (C/ San Ignacio de Loyola, 16). Tras su reciente remodelación, se ha iniciado una nueva etapa de visitas guiadas que darán acceso a la galería superior del edificio renacentista, hasta ahora la parte más desconocida por el público en general. Se trata de una iniciativa que añade una gran atractivo a los interesados en descubrir, desde una nueva perspectiva, un lugar único en pleno centro de Zaragoza.
El Patio de la Infanta es una de las piezas arquitectónicas del Patrimonio de Ibercaja que más identifica su vocación de conservación y cuidado del arte y la historia. Ubicado en el edificio central de la entidad, se ha convertido en el mejor de los escenarios para acontecimiento relevantes y en un singular ejemplo de integración arquitectónica.
Este monumento es una muestra excepcional del plateresco en Aragón y es lo único que se conserva del palacio de los Zaporta. Construido en el siglo XVI, destaca respecto a otros patios renacentistas de Zaragoza por su rica y original decoración, tanto en las columnas como en frisos, arcadas y dinteles. De estructura cuadrangular especialmente armoniosa, tiene dos ámbitos: el patio propiamente dicho y la galería superior, que es la que ahora se abre al público.
Una nueva perspectiva del Patio de la Infanta que recrea su entorno familiar
La galería alberga objetos y obras de arte que sirven para ilustrar, a modo de recreación el entorno familiar y cotidiano de la infanta María Teresa de Vallabriga. Destacan una serie de cuadros, pertenecientes a la Real Sociedad Económica de Amigos del País, y el mobiliario procedente de Salamanca, de los siglos XVI y XVII, además de las cerámicas que muestran piezas del siglo XVI al XVIII.
Los interesados en realizar visitas guiadas a la planta inferior y galería superior podrán hacerlo todos los días de las semana. De lunes a sábado a las 11, 12:30, 18 y 19:30 horas, y los domingos y festivos, a las 11 y 12:30 horas. Se realizará un recorrido de 75 minutos de duración en el que pueden participar hasta 10 personas. Las inscripciones deben realizarse anticipadamente en el teléfono 976 207 363 o en educación@gozarte.net.
Testigo de una de las épocas de mayor esplendor artístico de Zaragoza
El Patio de la Infanta fue construido a mediados del siglo XVI. Formaba parte del palacio que el banquero y comerciante Gabriel Zaporta poseía en la calle de San Jorge. Es lo único que queda de la casa Zaporta, demolida en 1903.
Presenta la estructura habitual de los patios aragoneses renacentistas, entre los que destaca especialmente por su novedosa decoración. El complejo programa iconográfico es un reflejo de la cultura humanística del momento y ha sido objeto de diversas interpretaciones, relacionadas con la figura del emperador Carlos V y con el matrimonio de Zaporta y Sabina Santángel.
Sabina de Santángel perteneció a la nobleza zaragozana y procedía de una familia adinerada de judíos conversos. Entre sus parientes figura Luis de Santángel, uno de los que aportaron fondos para los viajes de Colón. Nació en 1529, y se casó en 1549 con Gabriel Zaporta uno de los comerciantes más poderosos de la Zaragoza del siglo XVI, lo que le sirvió para participar en los gobiernos municipal y del Reino en diversos cargos, conseguir un ascenso social hasta la nobleza, a pesar de su ascendencia judía, y financiar obras particulares de destacada riqueza artística en la Zaragoza renacentista.
Como regalo de bodas, Gabriel Zaporta proyectó la construcción de una nueva casa en el límite de la vieja judería reuniendo varios solares anteriores, para crear un edificio singular, expresión de su poderío económico y relevancia social, y en el que su patio central sería considerado la más bella expresión del renacimiento aragonés de la época. La profusa decoración de columnas antropomórficas, medallones con retratos y escenas mitológicas reflejan, por un lado, las inquietudes humanistas del propietario, elaborando con todas las imágenes varios mensajes políticos, filosóficos y también poéticos y, por otro lado, el conocimiento de la simbología astrológica, ya que el edificio en sus tres plantas refleja una carta astral del día de su boda, 3 de junio de 1549, con la que se deseaban los mejores augurios y se expresaba el horóscopo favorable del reciente matrimonio.
Posteriormente, vivieron en el edificio otros personajes ilustres como Ramón de Pignatelli o María Teresa de Vallabriga, quien reunió a su alrededor y en torno a la Casa de la Infanta a intelectuales de la época que, junto a Francisco de Goya, frecuentaron la casa de Zaporta. El Patio se conoce con el nombre de "Patio de la Infanta" en honor a Teresa de Vallabriga, esposa del infante Don Luis, hermano del rey Carlos III. Tras enviudar en 1785, la infanta regresó a su ciudad natal y residió durante años (hasta que estalló la Guerra de la Independencia), en el antiguo palacio Zaporta.
Durante la segunda mitad del siglo XIX fue dividido para alojar múltiples usos: Colegio de don Mariano Ponzano, Taller de Fundición, Almacén de Carbones, escuela de música, taller y fabrica de pianos, imprenta y taller de ebanistería. Tras varios incendios, el edificio llega a finales del siglo XIX en estado de abandono y se produjo su demolición sin remedio en 1903. El patio se desmontó pieza a pieza para ser trasladado a París y se volvió a montar como escaparate del anticuario que lo había adquirido.
El plateresco aragonés llega a París
El 11 de septiembre de 1894 la Casa de Zaporta sufrió un importante incendio del que solo se salvaron el patio y la escalera y el resto del inmueble tuvo que apuntalarse. Algunos intelectuales de la época intentaron evitar su desaparición, pero el 4 de febrero de 1903 se inició su derribo y las piezas corrieron diferente suerte, la carpintería mudéjar fue a parar al Museo provincial, la escalera y el alero se perdieron y el patio fue vendido al anticuario francés Ferndinad Schutz, por 17.000 pesetas, quien lo instaló en su casa de la calle Voltaire de París, como escaparate de su tienda de antigüedades.
Tras el fallecimiento del anticuario francés, los hijos se plantean deshacerse del negocio familiar y volvieron a poner a la venta el Patio. La noticia llegó a conocimiento de la entonces Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja y desencadenó la vuelta del edificio a su ciudad origen. José María Royo Sinués y Benito Gil Cirez fueron los artífices de las buenas gestiones, que permitieron su compra en 1958, frente a otras ofertas que ilustres interesados había realizado, como por ejemplo Eva Perón, que quería llevarlo a Buenos Aires para destinarlo a Museo.
Nuevamente fue troceado, ahora para volver a Zaragoza. Estuvo guardado hasta su recomposición en la sede central de Ibercaja, en Plaza Paraíso, en 1980.
Visitas guiadas en el Museo Ibercaja y Palacio Larrinaga
Como ya se ha indicado anteriormente, el Patio de la Infanta forma parte de un conjunto de edificios que forman parte del Patrimonio de Ibercaja que preserva otros de gran valor artístico e histórico. Actualmente dos de ellos ofertan también visitas guiadas y actividades de tipo cultural. El Museo Ibercaja, situado en Espoz y Mina, 23, muestra, como se sabe, la mejor colección de obra de Goya que puede verse en Aragón y, además, incluye paseos guiados de jueves a sabado y domingos y festivos. También se puede visitar el Palacio de Larrinaga, ubicado en Miguel Servet, 123; en este caso, las visitas son viernes, fines de semana y festivos.
