(ZARAGOZA, 28 FEBRERO).- El Museo Ibercaja - Camón Aznar expone desde hoy una importante exposición de la obra del pintor catalán Santiago Rusiñol, en la que se muestran 34 obras fechadas entre 1884 y 1930. Se presentan las diferentes temáticas de la pintura de esta histórica figura del modernismo, entre las que destacan paisajes como “Paisaje de París”; retratos como el de “El pintor Gaspar Terrassa”; carteles como “L’alegria que passa”; temas sociales como “El taller de su padre”, y sobre todo los jardines de Granada, Aranjuez, Alcoy, Valencia, de la Casa Badés de Arbúcies, Tarragona, La Granja, Horta y los patios de Sitges.
La exposición ha sido presentada esta mañana por el comisario de la muestra, Arturo Navallas, y el responsable de exposiciones de la Obra Social y Cultural de Ibercaja, Gonzalo de Diego. Con esta muestra se cierra la temporada del Museo Camón Aznar Ibercaja ya que va a ser reformado. Permanecerá abierta hasta el 1 de abril y será la única zona del Museo visitable, ya que la colección permanente cierra al público como preparación de las obras de remodelación.
Santiago Rusiñol tuvo una larga trayectoria profesional que comenzó muy tempranamente, a los 17 años, en 1878. En la exposición que lleva su propio nombre “Santiago Rusiñol”, el público podrá conocer la extensa obra de un artista reconocido por sus composiciones simbólicas de inspiración modernista, que buscaba en la imaginación la creación de símbolos.
Buenos conocedores de la obra de este artista son el comisario de la exposición, Arturo Navallas, y la colaboradora Isabel Coll, autora de las páginas que abren el catálogo de la muestra. En ellas, Coll relata con absoluta minuciosidad los viajes, amistades e influencias que adquirió el artista a lo largo de su vida. A través de sus palabras se intuye como cada viaje de Rusiñol supone una nueva etapa artística en su vida. Por lo que debemos enumerar algunos de estos viajes para situar en el tiempo y contexto artístico algunas de las obras que de este modo se recogen en el Museo Ibercaja - Camón Aznar.
Ramón Casas, Isidro Nonell y Santiago Rusiñol fueron los máximos representantes del Modernismo en la pintura catalana de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Este movimiento artístico comenzó a ser mostrado por Ibercaja con la exposición de Ramón Casas del Museo Camón Aznar hace ahora un año, continúa con esta muestra de Santiago Rusiñol y finalizará con la gran retrospectiva que sobre la obra de Isidro Nonell se presentará en el Centro de Exposiciones y Congresos el próximo mes de Mayo.
RUSIÑOL, UN VIAJERO INCANSABLE
En sus inicios, la pintura de Santiago Rusiñol tiene puntos de contacto con la de Joaquim Vayreda. Rusiñol se muestra como un observador profundo y meticuloso de la naturaleza. El resultado es una serie de cuadros en los que trabajó la luz cuando se refleja en el agua de un riachuelo o bien cuando se filtra a través de las hojas de los árboles.
En estos paisajes, su autor busca desentrañar el enigma de la naturaleza, la desposee de toda huella humana o relega a un segundo plano. Para Santiago Rusiñol, un cuadro de paisaje no debía ser tanto la representación de un lugar como la expresión de un sentimiento.
Después de un viaje a Paris (1889), donde vivió en Montmartre con Ramón Casas y con Zuloaga, su pintura adopta tonos grises y una especie de sutil vaguedad a la manera de Whistler, muy influenciada por los impresionistas. Su producción pictórica de esta época es paisajística, así se refleja en algunas obras que se muestran en la exposición como “Portada de masía y cisterna”, (1888); “Paisaje - Campo de fajol”, (1888); “Río”, (1888) o “Tumbas de Poblet”, (1889); sobre temática urbana como “Paisaje de París”, (1890-1892); retratos como “Interior con figura femenina”, (1891) y también composiciones simbólicas de inspiración modernista.
A finales de diciembre de 1893, Rusiñol llegó de nuevo a París. Esta vez no se instaló en Montmartre, como había hecho en su anterior estancia, sino que escogió un barrio burgués: L’Ile de Saint Louis. El elegante Quai de Bourbon sustituyó a la calle de l’Orient y al Moulin de la Galette. A Rusiñol le acompañaban Josep Maria Jordá, Miquel Utrillo y el pintor Zuloaga.
Para los paisajes urbanos que Rusiñol pintó en Ile de Saint Louis y sus alrededores se inspiró en estampas japonesas. En ellos dejó de aplicar la perspectiva renacentista; en su lugar estructuró el espacio a base de superponer planos horizontalmente, como había visto en los grabados orientales. Junto a estos paisajes, Rusiñol trabajó en cuadros con figuras como protagonistas, a las que aplicó un tratamiento psicológico para transmitir eficazmente sus propios sentimientos y estados anímicos.
GRANADA Y MOSERRAT
Desde 1896 y después de un viaje a Granada, Rusiñol Comenzó a pintar sus primeros jardines, el artista quiso unir los tres elementos básicos del arte nazarí: arquitectura, agua y vegetación; además, utilizó la luz para aumentar los efectos simbólicos y teatrales, mostrando una vez más su preferencia por la “pintura literaria”. No pintó figuras humanas en los jardines, sino que se centró en crear espacios cuya poesía emana de la soledad de la vegetación. Rusiñol pintaría desde entonces, jardines como los que se pueden visitar a través de la muestra: “Jardín abandonado”, (1898); “Jardines de Aranjuez”; “Surtidor de la Isla”, (1915); “Jardín de Casa Guiteras, Játiva”, (1921); “Jardín de Alcoy”, (1925), entre otros.
Otro viaje que en estos años tuvo gran importancia en la evolución de Rusiñol fue el que en otoño de 1896 hizo a Montserrat. En la muestra se puede ver la obra “Santa Cecilia de Montserrat” (1896), que realizó durante su estancia.
SITGES Y “CAU FERRAT”
Desde que volvió a Barcelona se transformó en uno de los grandes animadores del movimiento modernista Els Quatre Gats que reunía artistas y escritores de vanguardia. En esta época adquirió en Sitges (Barcelona) una casa en la que fundó la "Cau Ferrat" , la casa-taller de Rusiñol donde guardaba sus colecciones de pintura, escultura, cerámica, vidrios y hierros, esta última extraordinaria y que dio nombre al edificio. También organizó en esta población las famosas fiestas Modernistas. La exposición refleja esta etapa con obras como “Patio de Sitges”, (1891) o “Calle de Sitges”, (1892-1893).
Este entusiasmo de Rusiñol por Sitges se basaba en las condiciones naturales privilegiadas del lugar pero, probablemente, también por la existencia de una interesante escuela pictórica llamada "Escuela Luminista", que estaba formada por miembros como Joan Batlle i Amell, Felip Massó, Arcadi Mas i Fondevila, Joan Roig i Soler, Joaquim de Miró y otros.
En los últimos años del siglo XIX, el género del cartel experimentó un gran desarrollo en Cataluña. Varias e interesantes fueron las exposiciones que se hicieron, así como numerosos los concursos de carteles ilustrados que se convocaron. Buena muestra de ello son los tres carteles que se recogen en la exposición: “L’alegria que passa”, (1897); “Fulls de la vida”, (1898) -Santiago Rusiñol y Miquel Utrillo- y el “Teatro Artístico. Interior de Maurice Maeterlinck”, (1899).
LOS JARDINES DE ESPAÑA (1899-1931)
En el camino de regreso de Granada, Rusiñol se detuvo en los jardines de Aranjuez y de La Granja, que pintó con idéntica pasión a la que se había entregado en tierras andaluzas. El ambiente cambiante que encontró en ellos, donde reinaba la soledad y el silencio, fue expresado con una fuerza que únicamente puede conseguir alguien que siempre ha estudiado la naturaleza en todas sus manifestaciones. En estos cuadros fue, a pesar de la variedad de modelos que le ofrecían, donde se concretó el prototipo de jardín rusiñoliano.
En el mes de octubre de 1899, la Galeria Art Nouveau de París expuso treinta y dos cuadros de Rusiñol, todos ellos monográficos de jardines, que había pintado en Granada, Sitges, Tarragona, Aranjuez, La Granja y Horta. La exposición, que llevaba el nombre de “Jardines de España”, tuvo un gran éxito. Entre las críticas favorables que aparecieron en la prensa parisina entresacamos ésta que Thiébault-Sisson publicó en Le Temps: “Rusiñol no es impresionista ni clásico: es él y nada más; y en la colección Jardines de España, que ahora se expone, yo no sé qué hay que admirar con preferencia, sí la verdad de su sentimiento o la espontaneidad de su factura, sí la delicadeza de su colorido o la acertada elección del asunto.” Lógicamente, el pintor quiso enseñar a su ciudad la serie Jardines de España, y lo consiguió.
Rusiñol es conocido como gran pintor y como uno de los fundadores del Modernismo barcelonés; el gran público desconoce la muy singular faceta literaria de Santiago Rusiñol, que se iniciaría públicamente con sus crónicas desde París para el periódico “La Vanguardia” (1890–92), las posteriores traducciones de obras de Baudelaire y sus propias novelas (entre 1896 y 1901), emparentadas con el simbolismo francés. También hizo incursiones en el teatro entre 1903 y 1918, para el que escribiría tres obras con gran éxito de público.
El 13 de junio de 1931, ya muy enfermo, murió en Aranjuez, cerca de los jardines que tanto amaba y que tanto le gustó pintar, inmortalizados por sus pinceles. Con su muerte desaparecía una época brillante del renacimiento artístico y literario español.
EXPOSICIÓN: “SANTIAGO RUSIÑOL”
LUGAR: Museo Ibercaja - Camón Aznar
C/ Espoz y Mina, 23. Zaragoza
FECHA: Del 28 febrero al 1 de abril de 2007
ORGANIZACIÓN: Obra Social y Cultural de Ibercaja
HORARIO: De martes a viernes de 9 a 14,15 y de 18 a 21 horas. Sábados, de 10 a 14 y de 18 a 21. Domingos y festivos de 11 a 14 horas. Lunes, cerrado.