·Mañana jueves, 22 de abril, dará comienzo la primera sesión del ciclo que conmemora el 500 aniversario de la fundación de la orden religiosa en la Comunidad aragonesa
·El próximo jueves 29, tendrá lugar el último coloquio que será impartido por Juan José Omella, obispo de Calahorra y La Calzada- Logroño
(ZARAGOZA, 21 MARZO). – Mañana jueves, 22 de abril, dará comienzo en Ibercaja (C/ San Ignacio de Loyola, 16) el ciclo de conferencias “El gran silencio. 500 años de los Cartujos en Aragón”, que como el propio título indica conmemora el 500 aniversario de la Orden de los Cartujos en la Comunidad aragonesa. Las sesiones tendrá lugar a las 19:30 horas. La entrada es libre. El ciclo esta organizado por la Asociación de Amigos de la Cartuja de Aula Dei, en colaboración con la Obra Social y Cultural de Ibercaja.
La primera sesión tendrá lugar el mismo jueves, 22 de abril, bajo el título “Arte y espíritu en la Orden de los Cartujos”; será impartida por la profesora titular del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, Elena Barlés Báguena.
El próximo jueves 29, será el turno de “El silencio y la vida interior en la Cartuja”. La sesión estará a cargo de Juan José Omella, obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, que será el encargado de clausurar este ciclo conmemorativo.
LA ORDEN DE LOS CARTUJOS
La Orden de los Cartujos es una orden contemplativa que fue fundada por San Bruno en el año 1100. Los Cartujos son la orden que profesa más austeridad en la práctica y que tiene uno de sus pilares en la búsqueda de Dios en la soledad. La soledad del cartujo es encontrada en tres niveles: la separación del mundo, la guarda de la celda y la soledad interior o la soledad del corazón.
Los monjes cartujos guardan los tres votos de pobreza, castidad y obediencia, además guardan dos votos extras, que son el de estabilidad en el monasterio y el voto de conversión de costumbres, en el cual se busca un crecimiento de entrega hacia el Señor.
El edificio, los ocupantes, el horario, la organización entera de la vida cartujana, responde adecuadamente al fin eremítico-cenobítico, que una experiencia de nueve siglos ha ido unificando y perfeccionando. Generalmente el Monasterio está formado por un gran claustro, en cuyo centro hay un patio, y en él ordinariamente el cementerio. Alrededor del claustro se agrupan las celdas de los monjes, presididas por la iglesia principal y rodeadas de capillas y otros lugares conventuales (sala capitular, refectorio, biblioteca, etc.). Cerca de la portería está la capilla exterior, para seglares, y el locutorio para las visitas, pocas según la Regla.