Madrid, 12.IV.1885 – 10.VI.1962
Nadie sabe todavía cuándo volverá el fútbol tal y como lo conocíamos, con miles de personas acudiendo a los estadios de su equipo favorito, cantando y animando junto al resto de seguidores, con los jugadores celebrando cada gol abrazándose con la hinchada. Hasta entonces, y muy poco a poco, los equipos comienzan a retomar los entrenamientos con la vista puesta en que el balón vuelva a rodar sobre el césped lo antes posible.
Precisamente hasta que llegue ese momento, merece la pena recordar a uno de los pioneros del fútbol en España: Francisco Bru Sanz. Pese a nacer en Madrid, desarrolló buena parte de su trayectoria en Barcelona, donde jugó para el principal equipo de la ciudad entre 1906 y 1916. Miembro de la Federación Catalana de Fútbol, también fue árbitro y trabajó como periodista deportivo. Pero sus mayores éxitos los cosechó como entrenador, dirigiendo a equipos como el Español o el Real Madrid y, sobre todo, con la selección española –convirtiéndose en el primer seleccionador nacional de la historia– con la que conquistó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Amberes en 1920.
Es uno de los personajes clave en los albores del fútbol en España. Pese a su nacimiento en Madrid, fue considerado barcelonés por transcurrir en la Ciudad Condal sus primeras actividades futbolísticas. Empleado administrativo del Ayuntamiento de Barcelona hasta que el fútbol requirió toda su dedicación. Fue jugador y fundador del Club Internacional de Barcelona y jugador del Barcelona desde 1906 hasta 1916, fecha de su retirada. Miembro de la Federación Catalana, desempeñó en ella varios cargos —vocal, secretario y tesorero— desde 1902 hasta 1918, fue fundador del Colegio Catalán de Árbitros y él mismo árbitro hasta 1923. Con vocación periodística, fundó la revista Foot-Ball y colaboró en diversos medios periodísticos deportivos de Barcelona, tales como El Mundo Deportivo, Los Deportes, Arte y Sport y Jornada Deportiva.
Centrada su actividad en las tareas de entrenador, fue uno de los más apreciados de la época, desde 1920 hasta el final de su vida. Contratado para preparar a la Selección Española que iba a debutar en el campo internacional en los Juegos Olímpicos de Amberes, pasó a ser de facto el primer seleccionador nacional y como tal figura en los anales federativos. En 1924 fue nuevamente requerido para preparar al conjunto nacional de cara a los Juegos Olímpicos de París. Tras la Guerra Civil fue solicitado como entrenador del renacido equipo nacional. Su fama como preparador le llevó a entrenar al equipo Juventud Asturiana de La Habana (Cuba) en 1926; posteriormente fue contratado por la Federación peruana para preparar a su selección, con la que concurrió a la primera Copa del Mundo (1930).
Como entrenador de clubes, estuvo muchos años preparando al Español de Barcelona, club en el que ejerció también como secretario técnico. En 1936 hizo campeón de España al Real Madrid, al que preparó después de la guerra. Tras ello y hasta su retirada entrenó a otros equipos: Granada, Málaga, Zaragoza, Córdoba y Plus Ultra.
Félix Martialay
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