Villamanín (León), 28.III.1895 – Ferrol (A Coruña), 27.X.1975
Ángela Ruiz fue una educadora e inventora que ha pasado a la Historia por el desarrollo de la enciclopedia mecánica. Esta enciclopedia se basaba en un sistema de activación mediante pulsadores que mostraban al alumno las lecciones de manera interactiva y amena, con gran facilidad de manejo y un peso y volumen reducidos. Utilizaba, además, tintas luminiscentes que permitían leer en la oscuridad y un sistema de pulsadores que equivaldrían a los modernos hipervínculos.
La enciclopedia mecánica de Ángela Ruiz fue el precedente directo, en definitiva, de nuestros libros electrónicos. Sin lugar a dudas, uno de los mejores entretenimientos para pasar la cuarentena leyendo y evadiéndonos de la crisis que hemos atravesado.
Cursó sus estudios superiores en la Escuela de Magisterio de León, donde entre 1915 y 1916 impartió sus primeras clases de taquigrafía, mecanografía y contabilidad mercantil. A los veintidós años fue nombrada maestra directora de la Escuela de Gordón (León), y al año siguiente se trasladó a Ferrol al obtener la plaza de profesora del Centro Ibañez Martín, del que sería directora; allí se casó con el marino mercante ferrolano Andrés Grandal, con quien tuvo tres hijas y de quién enviudó bastante joven.
Fue propietaria, directora y profesora de la Academia para adultos “Elmaca” (iniciales de los nombres de sus tres hijas) de Ferrol. Impartía clases particulares a oposiciones de Aduanas, Correos, Telégrafos y examen de ingreso a las Escuelas de Altos Estudios Mercantiles.
Escribió algunas obras sobre ortografía y taquigrafía. Pero fue con sus patentes de “un procedimiento mecánico y a presión de aire para la lectura de libros” y de “un aparato de lecturas y ejercicios diversos” en las que desarrollaba su enciclopedia mecánica, con las que obtuvo reconocimiento.
En la primera de las patentes, de 1949, presentó por primera vez un sistema o mecanismo de activación mediante sencillos pulsadores que permitían mostrar al alumno las lecciones o materias, fragmentadas, de forma visual, interactiva y amena. Destaca su facilidad de manejo y su poco peso y volumen, además de que contase con la posibilidad de utilizar tintas luminiscentes para que pudiesen leerse en la oscuridad y de un sistema de pulsadores que equivaldrían a los modernos hipervínculos. Este libro podía fabricarse en diversos formatos y tamaños, imitando formas de la naturaleza o artificiales, dependiendo del nivel de la enseñanza que se desease impartir, presentándose ante el alumno como un “juguete educativo”.
En la segunda patente, de 1962, el diseño fue modificado sensiblemente y se suprimieron los sistemas de pulsaciones, mecánicos o eléctricos. Su forma siguió siendo la de un libro clásico pero que no se abre, sino que en el frontal de un bloque compacto se acoplan los abecedarios y bobinas, cada una con una asignatura. Contaba también con cristales de aumento, que podían ser graduados y con un aparato de reproducción de sonido, pudiendo así ser utilizado también por personas con limitaciones en la visión. El prototipo de esta segunda patente fue construido en el Parque de Artillería de Ferrol, y hoy se encuentra expuesto en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (MUNCYT), A Coruña.
Ángela Ruiz Robles recibió numerosos premios a su labor inventiva, tanto nacionales como internacionales pero su idea nunca llegó a ver la luz. La ausencia de financiación suficiente fue un escollo insuperable.
Falleció en Ferrol el 27 de octubre de 1975, tras haber pasado los últimos años de su vida en Madrid, ciudad que ofrecía mayores facilidades para que la Enciclopedia Mecánica pudiese desarrollarse.
Santiago Asensio
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