En las últimas décadas, los cambios en la configuración de las ciudades han transformado la movilidad de los ciudadanos y convertido al automóvil en el modo principal de transporte para muchas personas. La accidentalidad vial es uno de los principales consecuencias de estos cambios.
Corregir esta tendencia exige pensar en un nuevo modelo de ciudad y de movilidad que de prioridad a los medios de transporte más sostenibles y seguros frente al vehículo privado para conseguir un modelo de ciudad donde los colectivos vulnerables como los niños, mayores y personas con movilidad reducida puedan sentirse seguros y cómodos en sus desplazamientos.
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