Es imprescindible estar inscrito para poder asistir. Una vez comenzado el acto las inscripciones no garantizarán la entrada al mismo.
…Es una imagen muy antigua que significa la unión del cielo y la tierra –explicaba en voz baja como si estuviese revelando un secreto-, dos opuestos reunidos y encontrados por fin, enlazados en el interior del destino que significa ella, una Venus de alabastro...
A través de las novelas La casa de los dioses de alabastro y Los lirios del sol, su autora Magdalena Lasala recrea la Zaragoza de los siglos XVI y XVIII respectivamente rindiendo homenaje a la historia y los misterios del Patio de la Infanta.
Con “La voz de alabastro”, ofrece un nuevo Recital de Poesía y Música para recrear las veladas eruditas que primero Sabina de Santángel y después Teresa de Vallabriga organizaron para reunir a los artistas y pensadores más inquietos de su época en torno al Patio de la soberbia mansión de Zaporta.
El recital recorre cuatro siglos de historia del Patio de la Infanta a través de la poesía y música de los siglos que transitaron por sus estancias. Incluye poemas de la lírica medieval española junto a los de Petrarca, Garcilaso de la Vega, Quevedo y Lope de Vega, y textos de Voltaire, Mozart, Saint Säens y García Lorca además de la propia autora, como evocación de los gustos literarios vividos a través del Patio de la Infanta desde el siglo XVI al XX.
El acompañamiento musical es a cargo de Joaquín Pardinilla, músico y compositor, con instrumentos de cuerda y recreaciones de las músicas de las diversas épocas del recorrido histórico.
Magdalena Lasala ha dedicado tres décadas de su investigación literaria al Patio de la Infanta y la desaparecida Casa de Gabriel Zaporta. Ha publicado las dos primeras novelas de una trilogía que abarca las recreaciones de la historia de las dos mujeres que la habitaron, Sabina de Santángel y Teresa de Vallabriga y su Zaragoza natal en los siglos XVI y XVIII, y que se cerrará con un tercer volumen sobre el siglo XX hasta nuestros días desvelando la historia secreta del Patio de la Infanta, su estancia en París y su regreso a Zaragoza.
La memoria de la Casa Zaporta y su destino ligado a las claves históricas de la ciudad de Zaragoza, son el eje central que sustenta estas publicaciones literarias y la creación de los diversos Recitales de poesía y música que ofrece, testiooniando y reconociendo a las figuras femeninas que la habitaron.
Contexto histórico:
Construida en Zaragoza en 1549 por el noble y banquero judeoconverso Gabriel Zaporta como regalo de bodas para su esposa Sabina de Santángel, la mansión fue demolida en 1903.
El esplendor de la Zaragoza renacentista del siglo XVI se reflejó en la profusión de edificios civiles construidos a lo largo del siglo y en las casas-palacio construidas por ciudadanos nobles y ricos propietarios de la nueva burguesía que denotaban el poder, el dinero y la posición social de sus dueños. De aquellas casas-palacio símbolo de la pujanza de la ciudad, la Casa Zaporta fue una de las más hermosas, capaz de reunir la belleza, el arte y el misterio que la convirtieron en ejemplo excepcional de magnificencia como “espejo de los palacios aragoneses”.
La inspiradora de su construcción, Sabina de Santángel, vio perpetuado su legado intelectual y estético en la figura de Teresa de Vallabriga, la Infanta ilustrada, casada con el Infante Don Luis Antonio de Borbón y Farnesio y cuñada no querida del rey Carlos III. Después de su exilio obligado y ya viuda, Teresa de Vallabriga pudo regresar a finales del siglo XVIII a su ciudad natal y ocupó con todos sus honores la Casa de Zaporta, que desde entonces pasó a llamarse Casa de la Infanta.
Con un destino controvertido y fatal, la Casa de la Infanta sufrió vicisitudes que llevaron a su demolición en el inicio del siglo XX. Sólo se salvaron del derribo el patio y la portada, que fueron comprados en 1904 por el anticuario Ferdinand Schutz y llevados a París, para servir de escaparate de su tienda instalada en la Quai Voltaire junto al Sena.
Ibercaja logró recuperar el Patio de la Infanta para Zaragoza, trayéndolo de nuevo en 1958, para instalaron en el interior de su actual sede central, donde puede seguir admirándose desde 1980.
Suscríbete a nuestra newsletter y mantente informado de las actividades y eventos de Fundación Ibercaja.